En esta oportunidad abordaremos un texto bíblico que suele ser muy representativo para algunos creyentes en relación a lo que concierne al tema de la fe. Se trata del texto que hace referencia al intento de sacrificio de Isaac (1). En el presente escrito argumentaré que el texto bíblico presenta varios problemas de los cuales abordaré tres: I) problemas de tipo epistemológico, II) problemas de coherencia y finalmente III) problemas de tipo moral.
I) Problema epistémico
Si analizamos el texto bíblico desde una perspectiva epistémica, nos daremos cuenta que hay una intención de promover una política de desprestigio contra la razón y contra todo aquel que no acepte un estado de sometimiento total a la autoridad divina. El texto bíblico sugiere que es un error la crítica racional. Cualquier mínima manifestación de duda o crítica es vista como un acto de desobediencia hacia Dios. Dudar es algo soberbio que muestra una grosera desconfianza hacia Dios. En resumen pensar críticamente está mal.
Ahora bien, ante el objetivo intelectual de buscar la verdad y evitar creer cosas falsas, no hay peor forma de proceder que como lo hace el personaje de este texto. La fe es un mal compañero de viaje hacia el camino del conocimiento; cuando se suprime la duda y la crítica racional se es más susceptible al autoengaño, a creer cosas falsas y perjudiciales tanto para los demás como para uno mismo.
II) Problema de coherencia
El texto también contiene problemas de coherencia en relación a la definición tradicional de Dios como un ser moralmente perfecto, ¿Cómo un Dios moralmente perfecto podría ordenar que se sacrifique a un ser humano? Un Dios moralmente perfecto no puede cometer actos inmorales, no puede ordenar que se hagan actos inmorales y mucho menos puede recompensar acciones inmorales. Dado que lo hace, hay una flagrante contradicción con el atributo de Dios como un ser moralmente perfecto.
Por otro lado, el atributo de Dios como un ser omnisciente es incongruente, en el texto bíblico se muestra a Dios probando a Abraham. Si Dios lo sabe todo, es decir, si Dios posee todo el conocimiento existente, entonces Dios debe saber si su siervo Abraham tiene fe en él y si será obediente. Pero lo que sugiere el texto bíblico es que Dios ignora si Abraham tendrá fe y si será obediente. Lo que hace que Dios le ordene a Abraham sacrificar a su hijo para poder saberlo. Lo anterior supone que Dios no lo sabe todo, cosa que es inconsistente con el concepto tradicional de Dios como un ser omnisciente.
III) Problemas de tipo moral
Es curioso que cuando se hace referencia a este texto bíblico se hable de lo heroico que resulta el comportamiento de Abraham, su fe, su obediencia, su gran capacidad para dejarlo todo en nombre de Dios y con esto se oculte un hecho grave: el intento de asesinato de un ser humano.
Lo primero que hay que señalar es que ordenar asesinar a alguien como prueba de lealtad y obediencia es algo inmoral. No podemos considerar aceptable que alguien nos mande asesinar un ser querido como prueba de lealtad. Ni el amor, ni la amistad, ni el poder, ni la autoridad de un líder religioso justifica moralmente el asesinato de un ser querido. Hay que ser muy insensibles moralmente hablando para considerar esto como una orden que no entra en contradicción con lo que consideramos correcto moralmente.
Resulta también inmoral que alguien obedezca ciegamente ese tipo de orden. Abraham no protesta, no se pregunta si es correcto o no actuar así; él sólo se limita a ejecutar la acción. La idea de fe que se expone en el relato no es otra cosa que obediencia ciega, que supone que debemos actuar acríticamente aunque la orden nos parezca irracional. Se nos está sugiriendo que actuemos a pesar de que la acción que se nos ordena nos parezca incorrecta. La idea de pensar o reflexionar antes de actuar queda en desprestigio, ya que se ve como algo virtuoso ser un autómata.
Otro error grave es que algo que es inmoral lo muestren como algo bueno y digno de imitar. Este relato es promovido como un comportamiento épico. Abraham es el ideal al que deben aspirar todos los fieles. Sin embargo, ¿Una persona moralmente ejemplar obedecería una orden inmoral? ¿Una persona que es capaz de asesinar a su hijo es un modelo ético a seguir? ¿Realmente es deseable que todos los seres humanos actuemos como Abraham?
Muchos casos reales de personas que imitan a Abraham han ocurrido. Personas que escuchan una voz en su cabeza que les ordena que sacrifiquen a su hijo; lo único diferente es que en esas desafortunadas historias nunca aparece un carnerito que pueda remplazar al niño, no aparece nunca un ángel que detenga la mano de su victimario. Casos de padres que asesinan a sus hijos porque una voz les revela que son la reencarnación del demonio. (2) Otros que evitan someter a tratamiento médico a sus hijos gravemente enfermos porque piensan que milagrosamente Dios los sanará. Creen que la enfermedad de su hijo es una prueba que Dios les puso para probar su confianza en él. Tratar médicamente a su hijo es una muestra de falta de fe. Por obvias razones sus hijos mueren (3). También, padres que le sacan los ojos a sus hijos por no cerrarlos cuando rezan (4); o personas que creen que el sacrificio de niños trae fortuna y pagan a brujos para que hagan el ritual (5) Con todo, es claro que este tipo de comportamiento no es digno de imitar
Es también reprochable que el comportamiento inmoral de Abraham sea recompensado. Recompensar acciones es incentivar con premios a los demás para que imiten ese comportamiento. ¿Cómo es posible que se premien acciones incorrectas para que los demás la imiten? Además, la idea de hacer cualquier cosa así esta sea asesinar a alguien para que Dios nos recompense es algo egoísta. Actuar sólo por recompensas divinas es propio de sujetos motivados exclusivamente por el interés propio y en el de nadie más. Esto no es más que egoísmo: si tengo que tomar la vida del prójimo para causar una buena impresión de Dios y además ser recompensado, lo haré sin ningún problema.
Otro problema es que se relativiza la moral. Si se cree que Dios es la única y exclusiva fuente de la moralidad entonces todo lo que él me ordene hacer es bueno y todo lo que me prohíba hacer es malo. En ese orden de ideas, si en uno de esos caprichos divinos Dios nos ordena sacrificar a un ser querido eso será bueno porque él lo ordena, lo que nos lleva a la paradoja siguiente: Dios puede ordenarnos hacer acciones que por sentido común son inmorales, pero que por el hecho de que él las ordene deberán ser vistas como correctas. Así las cosas, nos vemos obligados según esa lógica perversa a valorar acciones incorrectas como acciones buenas. Por eso vale la pena mencionar la frase famosa: no somos seres morales por Dios, somos seres morales a pesar de Dios.
Para finalizar abordemos la objeción más predecible, ¿el hecho de que Dios no haya permitido que Abraham sacrificara a Isaac hace que las anteriores acusaciones sean menos graves? Si un terrorista desea matar a una multitud de gente en un teatro y se traba su rifle eso no cambia nada su carácter moral. O si a éste sujeto el jefe le ordenara cancelar el ataque, eso no lo hace más bueno o menos malo. Sigue siendo un sujeto que intento matar a mucha gente. Además, hay que recordar que en el texto bíblico no ocurre que Abraham se arrepienta de lo que va hacer porque se da cuenta que es incorrecto hacerlo. Pasa otra cosa muy distinta, se detiene porque Dios se lo ordena. Dios lo detiene, no porque considere que está mal sacrificar niños en su nombre, sino porque logra probar que Abraham es capaz de hacer cualquier cosa que él le ordene, desde sacrificar niños hasta chocar aviones en rascacielos.
Notas
(1). Génesis 22: 1-18