Por supuesto hay quienes afirman lo
contrario
“... bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” (1)
A continuación un ejemplo que señala
como algunos creyentes hacen uso de lo que denominan el discernir espiritual, que
es el tratamiento especial que le dan a sus creencias cuando éstas chocan con
la realidad.
Un
grupo de 150 sujetos afirman que Dios busca castigar el comportamiento
pecaminoso de la humanidad dándole fin al universo. Basados en sus textos
sagrados e informantes sobrenaturales concluyen que la fecha de la destrucción
es X. Según estos individuos la única manera de salvarnos de la aniquilación
divina es uniéndonos a su secta; esto nos garantizará un viaje directo al paraíso, al nuevo mundo en el que no
habrá más sufrimiento ni pecado, únicamente felicidad eterna. Curiosamente la unión
a la secta implica: vender nuestras posesiones materiales y la entrega total de
los bienes económicos al líder espiritual.
La
secta recluida en un lugar especial,
espera la llegada del fin del mundo con canticos religiosos y oraciones. Llega
la tan esperada fecha X y resulta que no ocurre absolutamente nada.
Al
interrogar a uno de los integrantes de la secta sobre el por qué de la errónea predicción, éste afirmo que de ninguna manera estaban
equivocados “Dios en su infinita compasión al ver nuestra fe, sacrificio y devoción
espiritual tuvo compasión del universo y pospuso la fecha del exterminio. Este
acto de misericordia no hay que entenderlo con la mente sino con la guía del
Espíritu”
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para el son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (2)
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para el son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (2)
Después
de unos días se notifico a las autoridades la desaparición del líder espiritual, no había rastro alguno de él. Al parecer fue al único ser humano
que Dios decidió llevarse al paraíso, incluyendo por supuesto todos los fondos económicos de la secta.
Muchas veces me han aconsejado comprender las creencias religiosas no desde una perspectiva racional sino desde una perspectiva espiritual. En su opinión son creencias que deben ser miradas de una forma diferente, según ellos, es un error evaluarlas desde la razón. Son sagradas y forman parte de una dimensión sobrenatural, una dimensión especial que curiosamente hace que la razón sea una herramienta inadecuada para la revisión de éstas creencias.
Por
mi falta de tacto con sus creencias, me acusen de estar muerto
espiritualmente. Me dicen: “la razón
humana no permite que escuches la voz de Dios”. Está claro, sensibilidad
espiritual es insensibilidad con las razones y evidencias en contra. Discernir
las cosas espiritualmente no es otra cosa que una actitud acrítica e
irreflexiva con nuestras creencias. Es la actitud que obliga a la voluntad a
creer a pesar de las incoherencias y evidencias en contra. Por eso, prefiero el
amargo, frio y arduo camino de la
exigencia de buenas razones y evidencias a la comodidad del discernir
espiritual. Afortunadamente estoy muerto espiritualmente…
Referencias
(1) San Juan 20: 29
(2) 1
Corintios 2: 14