En
el debate sobre la carga de la prueba algunos ateos afirman que no tienen el
deber de demostrar que Dios no existe, para ello utilizan una variedad de
razones entre ellas la de la ausencia de creencia.
El
ateísmo entendido como ausencia de creencia significa que es una no creencia
frente a las afirmaciones del teísmo. Según esta concepción, el ateo solo señala que las razones dadas por
los creyentes para justificar su creencia son malas razones y no afirma nada
más allá de eso. En otras palabras, el ateísmo no es una creencia o una
posición, es más bien una ausencia de creencia por lo que no requiere de
evidencias o pruebas.
Las
únicas tres posibles actitudes hacia una creencia son tres: creer que (p), creer que (no-p) y suspender el juicio respecto a (p) y (no-p). Así las cosas, las
opciones en relación al tema de la existencia de Dios son: el que cree que Dios
existe (D), el que cree que Dios no existe (no-D), y el que suspende el juicio
en relación a la existencia y no existencia de Dios.
Si
el ateísmo no tiene creencia alguna con respecto a (D) o (no-D) entonces su
actitud va más acorde con una suspensión del juicio; lo que convierte a este
tipo de ateísmo en agnosticismo, cosa
que resulta extraña. ¿Qué diferencia existiría entonces entre un ateo y un
agnóstico si se asume el ateísmo como una ausencia de creencia?
Cuando
valoramos las actitudes de un sujeto frente a una creencia, estamos evaluando
que actitud es la más correcta, que actitud se justifica más, que actitud es
más racional. Ello lo hacemos basados en las evidencias y razones de las que
dispone el sujeto para justificar su actitud.
Lo
anterior supone que las tres posibles actitudes son susceptibles de
evaluación, esto es, se les puede exigir justificación: al que cree en (p), al que
cree en (no-p) y cuando se suspende el juicio en relación a
(p) y (no-p).
En
ese orden de ideas, para que mi creencia en (D) o en (no-D) este justificada
debe estar apoyada en buenas evidencias que indiquen que hay mejore razones
para creer que (D) o que hay mejores razones para creer que (no-D). Ahora en lo
que respecta a la suspensión del juicio hay que tener también buenas razones. El
agnóstico no está exento de que se le exijan evidencias en relación a su
posición.
Para
que la suspensión del juicio sea la actitud correcta, el sujeto debe justificar
porque considera que las razones dadas para creer en (D) y las razones dadas
para creer en (no-D) son insuficientes. El agnóstico debe poder probar que
tanto el creyente como el no creyente están en una posición de empate, es
decir, que ninguno de los dos posee mejores razones que el otro y que por lo
tanto la mejor actitud es suspender el juicio respecto a (D) y (no-D).
En
resumen, no creo que asumir el ateísmo como una ausencia de creencia sea una
buena razón para evadir la carga de la prueba, ya que esa posición tiene como
consecuencia un agnosticismo que no esta exento de la exigencia de justificación.