Según
algunos creyentes sólo Dios puede decidir sobre la vida. Así como no decidimos
cuando nacer tampoco debemos decidir cuando dejar de existir. Nacemos gracias a
la voluntad de Dios y debemos morir de acuerdo a su voluntad. Por lo tanto, Dios
es el supuesto dueño soberano de las vidas humanas al ser su creador.
Cuando
se afirma que únicamente Dios puede decidir sobre la vida, hay implícita una
valoración: si la muerte de alguien es producto de las fuerzas ciegas de la
naturaleza es visto como algo bueno; por el contrario si una muerte es producto
de una decisión voluntaria es vista como algo malo. Una muerte deliberada es antinatural porque supone
cambiar el curso de la naturaleza y los designios divinos. Sin embargo la
realidad es otra, el ser humano decide sobre la vida y la muerte a cada
momento. Hay casos límite en los que disponer de la propia vida y disponer de
la vida de otros es legitimo.
Estamos
en un edificio de gran altura, nuestro
piso está en llamas, no hay manera de salir del lugar, los rescatistas y
bomberos tienen grandes dificultades para llegar al sitio y apagar el fuego con
rapidez. El calor, el humo son insoportables y aumentan cada vez más. Sabemos
con certeza que moriremos a causa del fuego. Entonces decidimos saltar del
edificio ante la idea insoportable de una muerte dolorosa bajo los efectos del
fuego. ¿Es ésta una acción inmoral? ¿Respetaría más la vida si muero a causa de
las llamas? ¿Es más natural que muera rostizado por las llamas que si muero por
el impacto con el pavimento? ¿Despreciaremos ahora todos la vida por el ejemplo
que nos da éste individuo?
¡No!
Es un caso que hace parte del conjunto de excepciones. Ante una muerte
inminente y supremamente dolorosa el sujeto está en su derecho de tomar la decisión
de lanzarse del edificio o de morir de manera lenta y dolorosa por el fuego. Su
decisión no se da por un frívolo problema de amor o por la derrota del
equipo de fútbol favorito o por encontrarse con un número indeterminado
de hermosas vírgenes en el paraíso. Es un sujeto obligado por las
circunstancias; él no decidió voluntariamente ponerse en una situación tan
dramática como esa, pero las circunstancias lo obligan a tomar una decisión
frente a su muerte.
Otro
argumento que se puede esgrimir es que el ser humano es dueño de su vida porque
es responsable de su supervivencia. Para poder sobrevivir se necesitan dentro
de muchas otras cosas del esfuerzo humano. Por supuesto que muchas veces el esfuerzo humano se
muestra insuficiente; pero sin embargo sin ese esfuerzo, sin la voluntad de
vivir no sería posible que el ser humano existiera. El hecho de que el ser
humano sobreviva depende en parte de su esfuerzo. El hombre es
responsable de su conservación. Para
poder vivir se requieren de un conjunto de acciones que dependen de su voluntad y esfuerzo, la inacción nos
condenaría a una segura extinción.
En
ese orden de ideas es posible afirmar que abstenernos de actuar sería inmoral
cuando está en nuestras manos el cambiar el resultado final de los hechos. Esfuerzos
por conservar la vida, esfuerzos para proteger a otros de asesinos, terroristas,
violadores. Estas circunstancias son una muestra del hombre decidiendo respecto
a la vida al ser responsable de su supervivencia.
Hay
muchas profesiones casi suicidas que exponen la vida a situaciones de alto
riesgo ¿Las consideraremos inmorales? Un hombre decide sobre su propia vida
cuando se en lista en el ejército o en otra profesión de alto riesgo: está
dispuesto a dar su vida para ayudar a otros y es esto lo que muchas veces
sucede: rescatistas, bomberos, policías, hombres antiexplosivos, militares
mueren a diario intentando salvar vidas.
Siguiendo
con la profesión militar, en situaciones excepcionales se debe decidir sobre la
vida de otros. En una situación de secuestro por parte de terroristas radicales que buscan atentar contra
la vida de civiles; es un ejemplo claro en donde el hombre se ve obligado a
decidir sobre la vida y la muerte de otros. ¿Un militar que debe dar de baja a
un terrorista que está disparando contra civiles inocentes es un hombre inmoral?
Pero el hecho es que aquí no aparece precisamente el ejército celestial reclamando
su derecho exclusivo sobre las vidas humanas y protegiendo a las victimas. Es
el ejército terrenal el que arriesgando vidas humanas busca salvar otras en
operaciones militares. Aquí el hombre no deja a la suerte la vida de los demás,
no dejamos a Dios esas decisiones, no afirmamos “que sea lo que Dios quiera, que
pase lo que tenga que pasar” Aquí el hombre decide y actúa legítimamente.
El
acto de atentar contra la vida de otro es una acción prohibida y sancionable
socialmente, sin embargo en el caso del militar que le da muerte al terrorista
lo valoramos de manera diferente; es una situación en la cual se exime del
castigo usual porque es una situación excepcional donde el hombre se ve
obligado a tomar la vida de otro en protección de los demás.
En
estos y en muchos otros casos más ¿Dónde está el soberano de la vida? ¿Qué no
haría un Dios omnipotente y todo bondad que supuestamente considera que la vida
humana es algo sagrado de gran valor sobre lo que tiene derechos exclusivos? Pero
resulta que es el ser humano el que tiene que entrometerse en sus designios
sobre la vida humana, arriesga vidas e interviene para ayudar. Por lo tanto en
algunas situaciones los individuos tienen derecho a disponer de su vida y de la
de otros legítimamente.