viernes, 5 de octubre de 2012

Falsa humildad epistémica



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En el presente texto hablaremos de como algunos creyentes hacen una interpretación conveniente de la humildad epistémica para acusar a sus críticos de dogmáticos.  Defenderé que la humildad epistémica tal como ellos la entienden no tiene nada de humilde y que por el contrario promueve lo que ellos tanto critican: el dogmatismo.  

En pasadas discusiones algunos creyentes me han acusado de dogmático resumiré sus acusaciones  en dos puntos:

A. El ser humano no es infalible y se puede equivocar. La razón y la ciencia no son inmunes al error. Históricamente se ha demostrado que la razón humana se equivoca; teorías que se creían verdaderas por estar supuestamente basadas en buena evidencia, en un futuro terminaron demostrándose como teorías falsas. Así, cuando el ateo defiende tener la razón es dogmático  puesto que por más evidencias en las que se basen sus afirmaciones, éstas pueden en un futuro ser consideradas como  equivocadas. Nadie tiene la verdad absoluta sólo Dios. Es arrogancia creer tener la razón cuando es claro que el ser humano no es inmune al error.

B. El ateo no admite la posibilidad de que existan seres y fenómenos sobrenaturales que hacen parte de una dimensión espiritual a la que por puros medios racionales no es posible acceder. La sola razón humana es esencialmente limitada y al no poder reconocer tal dimensión concluye que no existe. Para comprender ésta dimensión el ateo debe dejar su arrogancia y recurrir a la fe.    


Para determinar si en realidad son validas éstas acusaciones analicemos el siguiente ejemplo:

S1 cree que hay un extraterrestre en el baño (S1 cree que p). La base de su creencia es un sueño en el cual el ángel Gabriel le revela la presencia de un habitante de otro planeta en su baño. S2 no cree que  haya un  extraterrestre en su baño (S2 cree que no-p).  La base de su afirmación es que los sueños no resultan ser una fuente fiable de información, además al revisar el baño no se observa ningún extraterrestre: no hay sonidos que delaten la presencia de uno, no hay evidencias físicas como: huellas, comida, rastros de ADN, uñas, piel, etc. Pistas o evidencias que tendrían lugar si de hecho existiera un extraterrestre en el baño.  


S1 alega en su defensa que S2 es dogmático. Según S1, la evidencia de S2 puede demostrarse como falsa. En su opinión no podemos negar la posibilidad de que nuestra capacidad visual este limitada para poder ver al extraterrestre; su  naturaleza corporal lo podría hacer imperceptible a los ojos humanos. Tampoco podemos negar la posibilidad de que el extraterrestre posea una pulsera de tecnología avanzada que le permita aparecer y desaparecer cada vez que S2 revisa el baño con minuciosidad. En opinión de S1 negar estas posibilidades es arrogancia. Para él las evidencias en las que se apoya S2 son insuficientes porque en un futuro próximo éstas pueden  terminar mostrándose como erradas. Según él esto es suficiente para acusar a S2 de dogmático,  atribuye a S2 el creerse inmune al error, pero el ser humano está muy lejos de ser infalible: frecuentemente saca conclusiones precipitadas, sus facultades cognitivas son limitadas y se puede equivocar en sus apreciaciones sobre la realidad ¿Qué nos garantiza que S2 no está en la misma situación? Estas son las razones que utiliza S1 para seguir manteniendo su creencia en p. 


En defensa de S2
Respecto al punto A tengo que decir que las razones que da S1 para que  S2 abandone su creencia de que no hay un extraterrestre en nuestro baño no son más que malas razones hipotéticas sin un fundamento verificable. Tales razones hipotéticas sólo tendrían validez si existiera buena evidencia que las apoyara, no basta cualquier cosa que imaginemos como posible.

Que el ser humano no es infalible y es susceptible al error ¡claro que si!, que en el futuro cabe la posibilidad de que se demuestre que S2 está equivocado ¡por supuesto!; no obstante en un caso concreto ésta no es una razón para controvertir una creencia. Se debe demostrar en específico porque sostener determinada creencia es un error.

En ese orden de ideas,  no-p puede resultar ser una creencia falsa en el futuro; sin embargo, la tesis de que el ser humano se puede equivocar no es elemento suficiente para abandonar la creencia de que no hay un extraterrestre en el baño. Tienen que justificarse las objeciones con respecto a no-p, por ejemplo: tendrían que presentar nueva evidencia que controvirtiera contundentemente a no-p. Mi creencia estará justificada hasta que lleguen razones o evidencias que la controviertan. Cuando lleguen esas razones y esas evidencias estaremos dispuestos ha renunciar a nuestra creencia en no-p.

Es también pertinente observar que éste tipo de defensa oculta un escepticismo radical.  Se desvirtúa cualquier razón o evidencia apelando a la pésima razón de que esas razones y esas evidencias pueden resultar ser falsas en el futuro. Así ninguna razón, ninguna evidencia por fuerte que sea, será  suficiente para justificar una creencia; ya que como somos seres falibles, cualquier creencia puede resultar errada.

Se desvirtúa el papel de la evidencia. No se diferencia entre las creencias que poseen evidencia y las que no poseen. Según la postura de S1 la evidencia que apoya la creencia de S2 no hace especial su creencia. El supuesto hecho de que las creencias puedan resultar falsas en el futuro es para S1 una razón suficiente para quitarle valor a las creencias apoyadas en evidencias.

Esto lo que en realidad muestra es una actitud dogmática  reacia ha abandonar su creencia en p aun a pesar de que le muestren buenas razones y evidencias para hacerlo. Toda razón que se de en contra de p se “neutraliza” proponiendo un numero infinito de situaciones ficticias o afirmando que tales razones pueden resultar ser falsas en el futuro. Este tipo de postura hace más difícil que nos desprendamos de creencias con evidencia en su contra. 


Respecto al punto B, es curioso que para justificar una creencia en vez de recurrir a evidencias se recurra a posibilidades. ¿Desde cuando las simples posibilidades tienen más peso que las evidencias a la hora de justificar una creencia? Las creencias se justifican cuando están apoyadas en buena evidencia no cuando se apoyan en meras posibilidades. Y si las posibilidades se utilizan como justificación éstas deben estar apoyadas en pruebas, no únicamente en la imaginación.

También vale la pena llamar la atención respecto a está forma de defensa, que cuando se invoca el recurso de las posibilidades éstas impliquen una  inhabilidad humana o una restricción cognitiva. En este caso un extraterrestre imperceptible a nuestra vista, un extraterrestre tímido que con un dispositivo se esconde cada vez que queremos constatar su presencia.  O seres y fenómenos que hacen parte de una dimensión especial a la que sólo podemos tener acceso por medio de la fe y no de la razón.

Claro, como decía Charles Sanders Peirce hay que apagar la luz para darle oportunidad al milagro. O como en un acto de magia, siempre hay un punto ciego, siempre hay una cortina tapando un punto clave sin el cual la ilusión  no sería posible. Y en cuestión de creencias religiosas cuando se nos permite revisar, debemos entrar con los ojos vendados y las manos atadas; porque para salvar la creencia religiosa, para inmunizarla de la crítica se deben crear limites a la razón.

Según algunos creyentes aceptar la inmunidad de éstas creencias es ser humilde. Exigir un escrutinio racional de ellas es dogmatismo. Repetidas veces me dicen “la arrogancia de la razón no deja que escuches la voz de Dios”. Pues yo les respondo que arrogancia es creer que mis creencias son especiales y por ello merecen un trato privilegiado, un trato favorable que las exime del escrutinio de la razón. 

La humildad epistémica hablando de manera muy general es la actitud en la que el sujeto está abierto a reconocer que se puede equivocar, es la disposición del sujeto a renunciar a sus creencias cuando terminan demostrándose como creencias falsas. Es la actitud de respeto que el sujeto tiene frente a la evidencia, porque es la evidencia la que determina nuestro derecho a seguir manteniendo nuestras creencias o a renunciar a ellas. 

Sin embargo los creyentes tienen una forma muy particular de ver la humildad epistémica y de promoverla. Cuando ellos se refieren al ser humano como un ser susceptible al error, cuando afirman que las facultades racionales del ser humano no son infalibles; no lo hacen precisamente para promover una actitud abierta a reconocer los errores. Lo hacen para generar una actitud de apego a creencias sin evidencias; desprestigiando las evidencias que las contradice para negarse al abandono de creencias sin apoyo probatorio. Por eso la falsa humildad es una cualidad muy útil sobre todo si se trata de negarnos rotundamente a reconocer que estamos equivocados.