sábado, 1 de junio de 2013

Sabiduría divina (segunda parte)


¿Alguna vez en una discusión han escuchado las siguientes palabras?

Sabiduría de éste mundo, sabios según la carne, sabiduría humana. Son el tipo de palabras que expresan la valoración negativa hacia la razón humana por parte de algunos creyentes. 





El respeto de lo divino se alimenta del desprecio a lo humano. Ese respeto otorga poder y privilegios: el profeta no justifica sus afirmaciones, está exento de ese deber. Lo que dice el profeta es verdad porque Dios así lo dice. El resto de simples mortales debemos aceptar lo que afirma sin objeción alguna.  Exigir justificación es arrogancia, es blasfemar, es un acto de insubordinación.

Convencer al hombre de envilecerse lo más posible es una de las estrategias utilizadas por el profeta. Entre más te arrastres, cuanto más inferior te sientas mejor hombre te considerará el Señor. Por supuesto no podría ser más conveniente para el líder espiritual que el sentimiento de inferioridad se ejerza sobre nuestras facultades intelectuales. La humildad la convierten en sinónimo de sumisión de la razón. En ese orden de ideas, un hombre virtuosos silencia sus facultades intelectuales y siente vergüenza de ellas cuando se insubordinan al discurso profético. En su lógica entre más derechos y poder entregues más aprobación obtendrás de Dios.

La política de desprecio de nuestras facultades intelectuales es crucial para la dinámica de adoctrinamiento religioso; el individuo pierde confianza en si mismo y tal desconfianza permite que se entregue completamente a las ordenes del sacerdote o líder espiritual.  Se crean así las condiciones adecuadas para que el sujeto se someta. Te sacan los ojos y luego te ofrecen un costoso y pésimo servicio de lazarillo.


Esto plantea un escenario de sometimiento intelectual lamentable: en una relación entre iguales todos tienen el deber y el derecho de dar y exigir razones, no hay afirmaciones privilegiadas. En una relación de jerarquías no se dan ni se exigen razones, solo hay hombres que ordenan y otros que obedecen ciegamente.