viernes, 16 de noviembre de 2012

Eutanasia y nazismo


 
Algunos creyentes intentan asociar la eutanasia al nazismo afirmando que su política de exterminio es muy similar. Los nazis se creían con el derecho a quitar la vida de otros por las características que supuestamente los identificaban como seres inferiores. Dentro de las muchas características incluían: sus opiniones opuestas al régimen, sus rasgos físicos, su herencia étnica, y personas con problemas de salud.
Según algunos creyentes la eutanasia es similar al nazismo porque es una práctica en la que unos seres humanos se creen con el derecho de quitar la vida a otros que no gozan de buena salud.  Buscar quitar la vida de algunos seres humanos porque padecen graves problemas de salud es para ellos inmoral. Una persona tiene derecho a la vida aunque no cumpla con determinados requisitos de salud que exige una minoría. Para ellos esto no es más que discriminación.
 

Mi respuesta a este “argumento” es la siguiente: comparar la eutanasia con el exterminio nazi es una jugada retorica sucia y falsa. Mientras el exterminio nazi ocurrió en contra de la voluntad de las victimas; la eutanasia no se practicará sin el consentimiento de la persona. Mientras los nazis asesinaron personas saludables con toda una vida por delante, los sujetos que desean que voluntariamente se les practique la eutanasia son sujetos que padecen una enfermedad que les asegura una muerte larga y dolorosa. Cuando el objetivo del exterminio nazi fue el fin de la vida por la intolerancia, el odio político y la discriminación étnica; el objetivo de la eutanasia es la solidaridad con el individuo que padece una enfermedad terminal con dolor intenso. Por lo tanto la comparación es completamente incorrecta y falta a la verdad. El gran crimen nazi entra en contradicción con el fin de la eutanasia que es la solidaridad con el dolor y el  respeto por la voluntad del individuo. El genocidio nazi nunca tuvo un objetivo solidario ni respeto por la voluntad de sus victimas.

viernes, 9 de noviembre de 2012

La vida es propiedad de Dios




Según algunos creyentes sólo Dios puede decidir sobre la vida. Así como no decidimos cuando nacer tampoco debemos decidir cuando dejar de existir. Nacemos gracias a la voluntad de Dios y debemos morir de acuerdo a su voluntad. Por lo tanto, Dios es el supuesto dueño soberano de las vidas humanas al ser su creador.

Cuando se afirma que únicamente Dios puede decidir sobre la vida, hay implícita una valoración: si la muerte de alguien es producto de las fuerzas ciegas de la naturaleza es visto como algo bueno; por el contrario si una muerte es producto de una decisión voluntaria es vista como algo malo. Una muerte deliberada es antinatural porque supone cambiar el curso de la naturaleza y los designios divinos. Sin embargo la realidad es otra, el ser humano decide sobre la vida y la muerte a cada momento. Hay casos límite en los que disponer de la propia vida y disponer de la vida de otros es legitimo.


Estamos en un  edificio de gran altura, nuestro piso está en llamas, no hay manera de salir del lugar, los rescatistas y bomberos tienen grandes dificultades para llegar al sitio y apagar el fuego con rapidez. El calor, el humo son insoportables y aumentan cada vez más. Sabemos con certeza que moriremos a causa del fuego. Entonces decidimos saltar del edificio ante la idea insoportable de una muerte dolorosa bajo los efectos del fuego. ¿Es ésta una acción inmoral? ¿Respetaría más la vida si muero a causa de las llamas? ¿Es más natural que muera rostizado por las llamas que si muero por el impacto con el pavimento? ¿Despreciaremos ahora todos la vida por el ejemplo que nos da éste individuo?

¡No! Es un caso que hace parte del conjunto de excepciones. Ante una muerte inminente y supremamente dolorosa el sujeto está en su derecho de tomar la decisión de lanzarse del edificio o de morir de manera lenta y dolorosa por el fuego. Su decisión no se da por un frívolo problema de amor o por la derrota  del  equipo de fútbol favorito o por encontrarse con un número indeterminado de hermosas vírgenes en el paraíso. Es un sujeto obligado por las circunstancias; él no decidió voluntariamente ponerse en una situación tan dramática como esa, pero las circunstancias lo obligan a tomar una decisión frente a su muerte.


Otro argumento que se puede esgrimir es que el ser humano es dueño de su vida porque es responsable de su supervivencia. Para poder sobrevivir se necesitan dentro de muchas otras cosas del esfuerzo humano. Por supuesto  que muchas veces el esfuerzo humano se muestra insuficiente; pero sin embargo sin ese esfuerzo, sin la voluntad de vivir no sería posible que el ser humano existiera. El hecho de que el ser humano sobreviva depende en parte de su esfuerzo. El hombre es responsable de su conservación.  Para poder vivir se requieren de un conjunto de acciones que dependen de su  voluntad y esfuerzo, la inacción nos condenaría a una segura extinción.

En ese orden de ideas es posible afirmar que abstenernos de actuar sería inmoral cuando está en nuestras manos el cambiar el resultado final de los hechos. Esfuerzos por conservar la vida, esfuerzos para proteger a otros de asesinos, terroristas, violadores. Estas circunstancias son una muestra del hombre decidiendo respecto a la vida al ser responsable de su supervivencia.

Hay muchas profesiones casi suicidas que exponen la vida a situaciones de alto riesgo ¿Las consideraremos inmorales? Un hombre decide sobre su propia vida cuando se en lista en el ejército o en otra profesión de alto riesgo: está dispuesto a dar su vida para ayudar a otros y es esto lo que muchas veces sucede: rescatistas, bomberos, policías, hombres antiexplosivos, militares mueren a diario intentando salvar vidas. 


Siguiendo con la profesión militar, en situaciones excepcionales se debe decidir sobre la vida de otros. En una situación de secuestro por parte de  terroristas radicales que buscan atentar contra la vida de civiles; es un ejemplo claro en donde el hombre se ve obligado a decidir sobre la vida y la muerte de otros. ¿Un militar que debe dar de baja a un terrorista que está disparando contra civiles inocentes es un hombre inmoral?

Pero el hecho es que aquí no aparece precisamente el ejército celestial reclamando su derecho exclusivo sobre las vidas humanas y protegiendo a las victimas. Es el ejército terrenal el que arriesgando vidas humanas busca salvar otras en operaciones militares. Aquí el hombre no deja a la suerte la vida de los demás, no dejamos a Dios esas decisiones, no afirmamos “que sea lo que Dios quiera, que pase lo que tenga que pasar” Aquí el hombre decide y actúa legítimamente.

El acto de atentar contra la vida de otro es una acción prohibida y sancionable socialmente, sin embargo en el caso del militar que le da muerte al terrorista lo valoramos de manera diferente; es una situación en la cual se exime del castigo usual porque es una situación excepcional donde el hombre se ve obligado a tomar la vida de otro en protección de los demás.


En estos y en muchos otros casos más ¿Dónde está el soberano de la vida?  ¿Qué no haría un Dios omnipotente y todo bondad que supuestamente considera que la vida humana es algo sagrado de gran valor sobre lo que tiene derechos exclusivos? Pero resulta que es el ser humano el que tiene que entrometerse en sus designios sobre la vida humana, arriesga vidas e interviene para ayudar. Por lo tanto en algunas situaciones los individuos tienen derecho a disponer de su vida y de la de otros legítimamente. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

La eutanasia y la cultura de la muerte


En Colombia el Congreso de la República aprobó en un primer debate el proyecto de reglamentación de la eutanasia, iniciativa de ley propuesta por el senador  del partido de ‘la U’ Armando Benedetti. La Comisión Primera del Senado aprobó éste proyecto con 10 votos a favor y 4 en contra.  Con ésta propuesta de ley se intenta cumplir la Sentencia 239 de 1997 de la Corte Constitucional que despenaliza la eutanasia o el homicidio por piedad con el consentimiento del individuo. En ésta Sentencia la Corte Constitucional pidió al Congreso la reglamentación de la eutanasia. En estos 15 años se han presentado 3 proyectos para hacerlo, sin embargo todos han sido archivados. Para que éste proyecto se convierta en ley debe pasar por tres debates más.
Si se aprueba el proyecto de ley, la eutanasia se practicaría sólo a individuos mayores de 18 años que padecen enfermedades graves que son incurables y que causen dolor insoportable.  El procedimiento deberá ser producto de una decisión libre y acordada con el médico que trate su enfermedad.
También en éste proyecto de ley se crea la figura de petición de eutanasia que deberá ser elaborada cinco años antes de que el paciente pierda la capacidad de expresar su voluntad; será un documento que estará registrado por un notario, donde el paciente expresará su voluntad de darle fin a su vida. Tal documento será evaluado por un comité médico.  



El debate sobre el tema de la eutanasia se abre de nuevo y por supuesto los sectores religiosos y conservadores de mí  país sentaron su voz de protesta. A continuación presentaré algunas de las afirmaciones de moda que suelen usar para defender su posición en contra de la eutanasia:
A. No se puede legislar a favor de la muerte, ésta no puede ser convertida en un derecho. No podemos dejar que los antivalores se impongan. No podemos permitir que la cultura de la muerte y el desprecio por la vida se apoderen del país.
B. Dios es el único ser que puede decidir sobre la vida y no el hombre. No podemos disponer de la vida de otro, ni tampoco podemos atentar contra nuestra propia vida. No podemos hacer lo que queramos con la vida, ya que ésta es sagrada.
Respecto al punto A: es curioso que algunos creyentes nos acusen de ser promotores de la cultura de la muerte. ¿Somos acaso nosotros los obsesionados con el más allá? ¿Somos nosotros los que infundimos terror sobre la muerte predicando sobre el infierno y el paraíso? ¿Somos nosotros los obsesionados con el apocalipsis o fin del universo? ¿Somos nosotros los que le quitamos el valor a la vida inventándonos el más allá, el alma, el espíritu, y los seres sobrenaturales? ¿Es acaso nuestro símbolo insignia un hombre ensangrentado agonizando en una cruz? ¿Hacemos de las enfermedades el medio para el castigo divino y la fuente de purificación para el alma?
Los verdaderos promotores de la cultura de la muerte son otros. Infundiendo  los valores del desprecio del más acá con las mentiras del más allá, como cuando se obliga a otros a morir lenta y dolorosamente porque para ellos  una muerte tortuosa es algo virtuoso o cuando obstaculizan los intentos de legislar a favor de la muerte digna poniendo a los ciudadanos a disputar sobre los derechos de propiedad que tiene un ser imaginario sobre las vidas humanas.
En relación a B es un punto complejo ya que implica varios conceptos  discutibles, sin embargo por ahora veamos una de las consecuencias que supone afirmar que Dios es el único ser que puede decidir sobre la vida: la idea de que las vidas humanas son propiedad exclusiva de Dios significa que tanto la vida como la muerte  deben depender de la voluntad de Dios. Si esa idea es verdadera entonces tanto vivir como morir es algo que está reservado exclusivamente al poder divino.
En ese orden de ideas no sólo disponemos de nuestra vidas cuando intentamos ponerle fin, también disponemos de la vida  cuando nos esforzamos por conservarla ante las adversidades humanas y naturales. Si sólo Dios tiene derechos exclusivos sobre la vida de los hombres tanto quitarse la vida como luchar por sobrevivir sería violar el derecho exclusivo que tiene Dios sobre la vida. Éste absurdo supone entonces que darle fin a la vida como luchar por conservarla es igual de inmoral o en palabras de David Hume:
“Si esquivo una piedra que fuera a caer sobre mi cabeza, distorsiono el curso de la naturaleza, e invado la provincia privada del Todopoderoso alargando mi vida más allá del periodo de las leyes generales de la materia y el movimiento le habían asignado”.

En el mes de noviembre intentaré abordar cada semana en pequeñas partes algunos de los argumentos que usualmente esgrimen los creyentes en contra de la eutanasia